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* Tinajo,... caldero de sombras




Tierra de fuego

La tierra roja se mezcla con el aire húmedo.
De las  cumbres emergen sombras,
que te rodean, te miran, te guardan,
te buscan y  te rescatan,
de este mundo de aires cálidos,
con sabor a frutas y a tierra mojada.

El horizonte te envuelve, la boca se reseca.
Todo es rojo, tú eres rojo,
el viento es rojo. El mundo es rojo.
El tambor suena lento pero ya no lo oyes,
porque tú eres león, agua y arena.

Eres la gacela que vuela.
Eres uno. Eres...África.

@Diego Gavilán Martín

Cada vez más se advierte la necesidad urgente de preservar el patrimonio material y espiritual de cada pueblo frente a la oleada de globalización  que  vive  el mundo, que minimiza, subestima y minusvalora la historia acumulada por los pueblos, sus tradiciones y costumbres imponiendo patrones que nada tienen que ver con los autóctonos.

En épocas pasadas los habitantes de Tinajo estaban volcados fundamentalmente a la actividad agrícola, ganadera y pesquera, como única forma de subsistencia, configurando un espacio físico donde se refleja el equilibrio entre el hombre y la naturaleza.

No debemos olvidarnos de que cuando perdemos algún elemento patrimonial, extraviamos nuestra memoria y con ello envejecemos irremediablemente.

El parque natural de los volcanes cuenta con una superficie protegida de 10158,4 hectáreas, que abarca los municipios de Tinajo, Tías y Yaiza.

Este espacio limita con otros espacios naturales Protegidos: por el oeste con el Parque Nacional de Timanfaya al que envuelve, al sur con el sitio de interés científico de Janubio y al este con el paisaje Protegido de la Geria.

 Es una de las mejores muestras junto a Timanfaya de las erupciones volcánicas recientes de la isla, con numerosos conos volcánicos y campos de lapilli (comúnmente conocido en Lanzarote como “Rofe”).

 Alberga también en sus acantilados cuevas y zonas abruptas de una gran cantidad de aves marinas y terrestres (pardelas cenicientas, Halcón peregrino etc.) lo que le confiere una valoración científica adicional, por lo que también ha sido declarado zona de especial protección para las aves (ZEPA).


La cueva de los naturistas es la estructura geomorfológica más larga, y singular y con amplias y bellas salas con que cuenta Tinajo. Su interés científico es eminentemente geológico, pues apenas hay vida en su interior de haberla es en la boca de la cueva y alrededores.


Estos túneles son originados por ríos de lavas  fluida que tras su solidificación en superficie continúan fluyendo en su interior dando lugar a ríos de lavas subterráneos, una vez finaliza la emisión el nivel de lava en el interior desciende hasta desaparecer formándose un túnel volcánico.

Es por definición área de sensibilidad ecológica, a efectos de lo indicado en la ley 11/1990 de 13 de julio, de prevención de impacto ecológico y fue declarado por la ley 12/1987, de 19 de junio, de Declaración de Espacios Naturales de Canarias como Parque Natural de La Geria y reclasificado por la Ley 12/1994 de 19 de diciembre, de Espacios Naturales de Canarias como monumento natural.

Las salinas son el espacio físico donde se desarrolla una actividad minera de obtención de sal, a partir de la evaporización del agua marina o la salmuera utilizando la energía solar.

En el municipio de Tinajo existieron unas salinas nuevas llamadas Salinas del Río en la Santa; con una superficie de 84.000 metros cuadrados, construidas en 1920, concretamente en el islote de la Santa.

Estas salinas se distinguen por las curiosas secciones constructivas de los cocederos y sus tajos, compuestos con pequeñas paredes  forradas de piedra. Para su construcción se utiliza la piedra y el barro, recurriendo a la cal para la impermeabilización del interior de los canos. El fondo se fabrica con barro apisonado.      
Su localización era estratégica pues aprovechaba  la pleamar para retener  el agua en un estancadero con compuerta,  que conectaba con los molinos de viento para bombearla posteriormente.


Con los primeros estadios de la de la industria turística, en los años sesenta las salinas desaparecieron con la construcción de la urbanización La Santa Sport, quedando únicamente los molinos de viento como únicos elementos de esas características construcciones, que hoy podemos apreciar y que son objeto de conservación por sus valores patrimoniales etnográficos.
Otros son los lugares donde se obtenía la sal de forma natural, los habitantes de Tinajo aprovechaban los charcos de sal que dejaba la bajamar, entre los lugares escogidos se encuentra la costa de Teneza, muy óptima por ser accidentada. Hoy en día  todavía se desarrolla esta actividad.
Las salinas de Lanzarote fueron una de las mayores fuentes de ingresos a principios  del siglo XX, viviéndose una verdadera revolución salinera al ser construidas para abastecer a la industria conservera que se encuentra en alza,  además de exportar sal a todos los rincones del mundo; ahora en cambio se encuentran en desuso,  abandonadas la mayoría de ellas y otras muchas desaparecidas.

La pesca dependió absolutamente de ellas; enormes cantidades de sal se utilizaban para preservar la pesca en  embarcaciones que pasaban largas temporadas faenando en alta mar sin que tuviesen otro medio efectivo para conservar las capturas que la utilización de sal. Más tarde cuando las técnicas modernas de congelación fueron conocidas,  la industria de la sal cayó en picado hasta casi la total desaparición.

Es en la segunda mitad del siglo XIX cuando Lanzarote y por extensión Tinajo empiezan a despegar económicamente, con las primeras reformas agrarias. La puesta en marcha del sistema de enarenado supuso también un revulsivo en la agricultura tradicional. Camellos y burros contribuyeron en gran medida a los primeros enarenados de la isla y particularmente a los paisajes enarenados de este municipio.



Fue en la década de los treinta del siglo XX, con las primeras importaciones de camiones, cuando se enarenó de forma mecánica y sistemática ante los beneficios que aportaban las cenizas volcánicas a la producción, al retener gran parte de humedad. De este trasiego de arenas, camellos, burros y camiones Tinajo modificó el primitivo paisaje, conformando una realidad digna de admiración.

De esta manera la agricultura, principal fuente de sustento de los isleños empezó a ser mucho más productiva y aliviar de alguna manera las penurias que generaciones tras generaciones venían soportando. Así y todo se conocieron muchos años de hambruna provocados por notables sequías, plagas y epidemias; algunos Tinajeros emigraron, primero a Gran Canaria y Tenerife; posteriormente hacia el continente americano (Montevideo, Buenos Aires, Venezuela, México, Cuba, etc.) en busca de mejores oportunidades.



Tinajo perteneció administrativamente a Teguise que fue la Capital de la isla desde la primera mitad del siglo XV hasta 1852 en que fue sustituida por Arrecife, sobre todo por el incipiente desarrollo económico que se vislumbraba a partir de la construcción del muelle. Fue en 1802 cuando en Tinajo se celebran las primeras elecciones concediéndole a este pueblo un ayuntamiento propio con todos sus miembros que empezaban a depender de si mismo.



En los años 60 y 70 del pasado siglo, algunos políticos y artistas isleños ponen las bases para un desarrollo de la industria turística, acondicionando y poniendo en explotación los Jameos del Agua y Cueva de los Verdes. Más tarde vendría el acondicionamiento de las Montañas del Fuego, surgiendo de esta manera una importante industria turística con una mejora importante en las condiciones económicas de la población.

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