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Marina Rubicon

Situado en Playa Blanca, tercer núcleo turístico de Lanzarote, Marina Rubicón es un atractivo y moderno puerto concebido para la actividad náutica, el comercio y el ocio, que ha sabido atraer a las familias gracias a programas pensados especialmente para ellas.

Una ermita, varias galerías de arte, parques infantiles y un estanque. Próximamente, además, un centro de fitness, con lo último en equipamiento, y una sala para eventos de distinto tipo. No estamos hablando de un idílico pueblo vacacional, sino del puerto Marina Rubicón, una instalación que cuenta, además, con 547 amarres y las más modernas instalaciones. Éstos son algunos de los servicios que ofrece esta joven marina, con los que ha sabido atraer a un público tanto de mar como de tierra.

Rubicón se encuentra en Playa Blanca, a media hora del aeropuerto internacional de Lanzarote. Es el tercer enclave turístico más importante de la isla, no en vano se encuentra junto a lugares tan emblemáticos como el Parque de Timanfaya, la laguna verde de El Golfo, o las blancas playas de Papagayo. Y es un ejemplo más del desarrollo sostenido promovido por el cabildo, gracias a la construcción y explotación turística respetuosas con el medio ambiente y las tradiciones de la zona.

Fue el famoso arquitecto conejero César Manrique quien asentó las bases de este crecimiento y evitó que Lanzarote siguiera los derroteros de sus vecinas Tenerife o Gran Canaria. Logró integrar arte, naturaleza y ocio en un ejemplo de intervención armónica del hombre en su entorno, y reforzar, al mismo tiempo, la cultura de la isla, generando un valor turístico añadido.

Muestra de ello son, por ejemplo, los Jameos del Agua, palabra aborigen canaria que designa la parte de un túnel volcánico de la que se ha desprendido el techo, tras lo que queda un gran orificio por el que entra la luz. Manrique aprovechó este accidente geológico para crear uno de los centros de arte, cultura y turismo más espectaculares que se pueda imaginar, en el que existen, además, un auditorio y un centro de interpretación de volcanes.

En éste se explica, por ejemplo, que el actual paisaje de la isla canaria se debe a dos erupciones del Timanfaya, en 1730 y 1736, que la cubrieron de ceniza y material volcánico. Ha dado lugar, además, al parque nacional del mismo nombre, que se puede llegar en bicicleta desde Playa Blanca.

El marrón, el azul y el verde —paleta que utilizaba César Manrique para la carpintería de sus construcciones— se mantiene en Marina Rubicón, un conjunto de casitas blancas que alojan restaurantes, comercios y salas de arte, que rodea 547 amarres con capacidad para embarcaciones de hasta 70 metros, organizados por medio de pantalanes flotantes, como es habitual en un lugar sujeto a las mareas del Atlántico.

 Éstos cuentan con una estructura de aluminio, cubierta de madera tropical y anclajes mediante duques de alba. Todos los amarres disponen de fingers y son muy amplios, con una torretas con servicio de agua y electricidad.

Situado en el 28º 51.5’ N – 13º 49.0’ W, Rubicón cuenta con un fácil acceso a través de una muy amplia bocana de 60 metros de ancho y 4,50 metros de calado. Esto, y el abundante espacio existente entre pantalanes, lo convierten en un puerto cómodo para las grandes esloras que atracan junto al dique, donde el calado va de los tres a los siete metros.

Ofrece, además, conexión a Internet sin cable, más de 200 taquillas integradas en el dique de abrigo y a poca distancia de los atraques, así como duchas y vestuarios cerca de cada pantalán.

La comunicación con la torre de control, en VHF, es posible 24 horas al día, y la información meteorológica se publica cada 12 horas.

El conjunto está vigilado día y noche, dispone de servicio de buceo de emergencia y auxilio, así como carros para el transporte de objetos pesados.

El puerto se construyó el año 2003 en una zona de litoral rocoso, que dibujaba una pequeña curva y que se cerró con el imponente dique de 750 metros de longitud.

Este dique es uno de los elementos característicos del puerto, al que se ha querido sacar máximo provecho con una calzada de acceso libre, muy amplia, transitable en coche y con dos carriles en sendos sentidos, así como plazas de aparcamiento, que suman, junto a las del resto del puerto, un total de mil.

Se puede recorrer también a pie y en toda su longitud, por la parte superior, paseo que merece la pena realizar por las buenas vistas tanto del puerto como del mar, que incluyen las islas de Lobos y Fuerteventura.

Frente al dique, en el contradique, está la gasolinera, con muy buena accesibilidad.

El espejo de agua ocupa 120.000 metros cuadrados de superficie, siendo la extensión de la marina seca de 80.000 metros cuadrados.

Al acceder al puerto por tierra está situada, nada más llegar, a la izquierda, la zona de comercio, restauración y ocio, con el espectacular Gran Resort Meliá Volcán Lanzarote al fondo, mientras que la zona de servicios náuticos queda a la derecha, a lo largo de la carretera que lleva al edificio de oficinas y capitanía.


El Ayuntamiento tiene aquí su escuela de vela, con una importante flota de Optimist.

Rubicón ha apostado por la vela base y ligera, y ha diseñado un muy interesante calendario de pruebas náuticas y jornadas para la práctica de este deporte en familia, con todo tipo de facilidades.

Tras la escuela de vela, se encuentra Marine Store, un establecimiento oficial de venta de la marca Musto, y el varadero, con un travelift de 90 toneladas y con todos los servicios necesarios de mantenimiento y reparación de embarcaciones.

El puerto cuenta con un transbordador de barcos con capacidad de hasta 40 toneladas.

Entre capitanía y el varadero se ha creado una pequeña bahía con un muelle destinado al embarque y desembarque de ferris y otros barcos de transporte de pasajeros, y donde se ubica también la escuela de buceo para no interferir la actividad del puerto deportivo.

Un edificio en el contradique alberga las oficinas y capitanía. En una bonita plaza contigua se encuentra el bar One, punto de reunión de navegantes

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