publicidad

Las queseras de Zonzamas



Uno de los elementos que presenta mayor singularidad dentro de la arqueología de Lanzarote, lo suponen estas queseras. Su denominación hace referencia al parecido que tienen con un gigantesco molde para elaborar queso, aunque, desde luego, no tienen nada que ver con tales menesteres. De hecho, en la actualidad, sigue constituyendo un enigma su utilidad y significado.

Los majos (aborígenes) realizaron estas construcciones en una superficie plana, labrando en la roca basáltica, una serie de canales alargados, más o menos paralelos, de varios metros de largo y que, a su vez, presentan algunas pequeñas divisiones internas.

Se tienen referencias de tres de estas queseras. La primera dada a conocer, se encuentra próxima al poblado de Zonzamas. Asociada a la misma aparecen grabados de siluetas de pie o podomorfos. Otra, se halla en pleno Malpaís de La Corona, cercana a los Jameos del Agua, no muy lejos de una serie de casas hondas; fue localizada por M.L. Socas y T. Bravo, conociéndose también por el apellido de este geólogo canario.

Una tercera quesera, descubierta en San Bartolomé, al excavarse los cimientos de una casa, fue destruida. Una fotografía que se conserva de la misma, muestra claramente una serie de divisiones internas en los canales, que podrían indicar su uso como mortero. De esta forma, cada una de las acanaladuras se pudo haber formado por el desgaste ocasiona- do en la molienda. Apoya esta teoría el hecho de que se han localizado junto a ellas instrumentos líticos, cuya función fue la de machacar o moler.

Sin embargo, se han realizado otras interpretaciones, considerándose que podrían servir para recoger agua, o ser un lugar de uso cultual. Así, estos canales podrían haber estado destinados a recoger la leche derramada en las ofrendas, que, según los cronistas, formaba parte del ritual religioso de los aborígenes lanzaroteños.

No obstante, su localización y características, no parecen responder a la descripción que se hace de dichos adoratorios. En el norte del continente africano, en Marruecos, también se conocen este tipo de construcciones, sin que se les haya dado una interpretación definitiva.


La amplia llanura central de la isla, así como el área sepultada por las erupciones de 1730-1736, son consideradas las zonas de mayor población aborigen de Lanzarote, en razón de sus favorables condiciones ambientales.

Este sería el espacio donde los majos (los aborígenes) levan- taran el poblado de Zonzamas, residencia del último rey, Guadarfía. A pocos kilómetros se encontraba otro núcleo importante, la Gran Aldea, la actual Teguise.

Parcialmente excavado, este yacimiento presenta una serie de construcciones singulares, dentro del panorama arqueológico canario. Las mismas ofrecen una uniformidad en cuanto a su técnica arquitectónica. Una muralla de grandes piedras rodea buena parte del poblado, donde se ha localizado graba- dos rupestres, junto a edificaciones semienterradas, que responderían a la denominación de casas hondas, nombre que aparece en las Crónicas para designar uno de los tipos de viviendas primitivas de la isla.

Aparece asimismo, un recinto rectangular semisubterráneo, que se divide en nueve compartimentos, colocados a lados de un pasillo central y que, descartándose su utilización como vivienda, pudo tener alguna función destacada. Otros recintos presentan, asimismo, estructuras de finalidad des- conocida.

En la parte más destacada del conjunto se localiza la cueva de los Majos, de interior agrandado y dividido con muros de piedra.

El poblado, una vez conquistada la isla, seguiría siendo habitado, como parece confirmarlo las excavaciones realizadas, donde se han determinado materiales indígenas en el nivel inferior mientras que en los superiores aparecen asociados a otros de importación europea.

De hecho, tras el bautizo del rey Guadarfía en febrero de 1404, los conquistadores normandos proceden al reparto de las tierras, tocándole en suerte al ya ex-rey indígena, ahora llamado Luis, 300 acres de tierra y una casa en el centro de la isla. Presumiblemente, la hacienda recibida por el caudillo aborigen incluye la morada de sus antepasados, o lo que es 10 mismo, su casa o palacio de Zonzamas.



En el municipio de Teguise se encuentra este enclave situado en el centro del valle de Zonzamas, rico en muestras del pasado prehispánico de Lanzarote. Las condiciones naturales de la llanura central lanzaroteña, a la que van a parar las aguas desde las montañas que la circundan, hicieron de ella un lugar propicio para la agricultura y, en especial, para el cultivo de la cebada, base de la dieta de los isleños y de todas las comunidades humanas del África septentrional.

Todo ello explica que se erigiera aquí, en aquella localizaciónm  uno de los núcleos poblacionales más importantes de los que hallaron los normandos a su llegada a la Isla, y que, al parecer, seguiría habitado tras la Conquista, hasta bien avanzado el siglo XVIII. Dicha afirmación viene avalada por los restos de cerámica encontrados en la zona y algunas construcciones de manufactura europea.

Este paraje recibe su nombre de Zonzamas (Zamzâm, ‘rostro alegre’) , antiguo gobernante de la Isla:

   
[...] hizo el rey don Juan [I de Castilla] una armada por la mar, de ciertos navíos, y puso por capitán de ellos a un caballero vizcaíno, que se decía Martín Ruíz de Avendaño, el cual corría toda la costa de Vizcaya y Galicia y Inglaterra, que sería año de mil y trescientos y setenta y siete, poco más o menos. El cual, navegando, le dió temporal que les hizo arribar a Lanzarote, y tomó puerto. Y salió el capitán y gente en tierra, y los isleños lo recibieron de paz y le dieron refrescos de lo que en la tierra había de carne y leche y queso, para refresco de su armada; y fué aposentado en la casa del rey, que se decía Zonzamas [Abreu (ca. 1590, I, 11) 1977: 61].

El poblado de Zonzamas está parcialmente rodeado de una muralla de grandes piedras, actualmente en mal estado de conservación. En el interior del recinto, hay varias construcciones conocidas como casas hondas, que se caracterizan por tener su piso bajo el nivel del suelo y, de esa forma, hacer que la parte superficial fuese de baja altura, con lo que quizá se pretendía mitigar los efectos del viento.
Existen otras construcciones cuya funcionalidad se desconoce, destacando un recinto rectangular, en parte enterrado, que se compone de un pasillo central y varios compartimentos simétricos a los lados de éste.


El Palacio de Zonzamas, o Cueva del Majo, es una cavidad de gran tamaño dividida en espacios menores por muros de piedra, a la que la tradición atribuye haber sido vivienda del último dignatario de la Isla, Guadarfía (Wadarfi, ‘liberado’). Lo cierto es que en los repartos posteriores a la Conquista, la información documental nos acerca bastante a esta posibilidad:

Se presentó ante él el rey sarraceno de la isla de Lanzarote, que solicitó a su verdadero señor y rey del país, el señor de Béthencourt, que tuviera a bien concederle // y darle el lugar en el que residía y determinada cantidad de tierras para labrar y para vivir. El señor de Béthencourt se lo otorgó, pues era su deseo que tuviese mejor casa y hacienda que ningún otro canario de esa isla, así como las tierras necesarias.

Pero nadie del lugar tendría una fortaleza. Dicho señor le concedió una casa que le pidió, situada en el centro de la isla, así como unos trescientos acres, tanto de tierra como de arbolado, alrededor de esa casa, con la obligación del tributo que había establecido, esto es, el quinto de todo. El rey canario quedó muy satisfecho, pues nunca había pensado tener tanto, y, a decir verdad, recibió las mejores tierras de cultivo de la isla, ya que conocía muy bien el sitio que pedía [Le Canarien (d. 1494) 2003: 431-432].


Esta estructura exclusiva de Lanzarote es un misterio todavía sin resolver. Su nombre podría hacer referencia a prácticas rituales con derramamiento de leche o a su parecido con las ranuras de una quesera. Se trata de cinco canales labrados en un bloque de basalto poroso. Los surcos son de 30 centímetros de alto y entre 27 y 45 centímetros de ancho, con salientes variables de entre 30 y 50 centímetros. Los canales están ciegos por ambos extremos y se orientan hacia el noroeste.
La Quesera de Zonzamas se halla entre las montañas de La Rosa y de Maneje, con vistas a Arrecife.


La Piedra del Majo es el nombre que recibe la estación de grabados rupestres situada junto a la quesera. La componen dos sectores de uno y cinco paneles respectivamente, con un total de catorce siluetas de pies humanos (podomorfos). Al sur de las peñas, se localiza un área con material arqueológico aborigen y algunas estructuras de piedra seca con planta de tendencia cuadrangular, aunque con las esquinas redondeadas.

Cerca de la Peña de Zonzamas se concentra un conjunto de estructuras conformadas por unidades de tipología tubular y, por otra, de piedras hincadas de planta de tendencia circular. Sebastián Jiménez Sánchez identifica esta edificación con un tagoror.

Al sureste de las estructuras tubulares, se sitúa una estación de grabados rupestres compuesta por un total de tres paneles de tipología geométrica rectilínea.

Así mismo, al suroeste de la quesera, existen tres afloramientos basálticos con grabados geométricos y escaleriformes.En la actualidad, una amplia zona arqueológica  que se extiende por los municipios de Arrecife, Teguise y San Bartolomé está declarada Bien de Interés Cultural, y hay un proyecto para convertir el poblado de Zonzamas en un parque arqueológico que contará con un museo ubicado en el lugar. Esperemos que esta pieza fundamental del pasado de Lanzarote se conserve, se investigue y se dé a conocer, adecuadamente, para disfrute de todos

No hay comentarios: