
Mucha vegetación rodea a las instalaciones del parque tropical de Guinate que unido a la altura del pueblo, a unos 600 metros del nivel del mar, aconsejan acudir con abrigo. La organización dibuja un camino circular alrededor de sus atractivos. El punto de inicio capta la atención del visitante gracias al colorido y a la gracia de la variedad de loros que protagoniza esta primera estación. Toman el testigo multitud de aves exóticas procedentes en su mayor parte de África y Asia. Desde estos primeros pasos se aprecia una escasa información de las especies expuestas, insuficiente sobre todo para el segmento de población con mayor curiosidad y capacidad de aprendizaje, los niños.

Del incipiente estado de madurez de los pájaros en cría nos encontramos, a un paso, la esbelta figura de las avestruces (ver foto a la izquierda). Ese largo y delgado cuello llama poderosamente la atención, en contraposición con sus anchas caderas y flaquísimas patas. Se las ve tan pausadas y de anatomía tan frágil, que hacen impensable ciertos cambios de ritmo y las altas velocidades que son capaces de asumir cuando la ocasión lo requiere. A las avestruces las acompañan un grupo diverso de faisanes y a su lado también surgen enjauladas diferentes especies de cacatúas.

La vertiente infantil recobra el protagonismo a las y media de cada señal horaria en la que abre el parque tropical (de lunes a domingo de 10:00 a 17:00 horas). A las 11:30, 12:30, 13:30, 14:30, 15:30 y 16:30 horas se da el pistoletazo de salida al espectáculo de papagayos.
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