Los botes de Vela Latina no son autóctonos de Canarias. Por el contrario, existen multitud de embarcaciones de Vela Latina en toda la costa del Mediterráneo. Algunas fuentes apuntan a que es en el Río Nilo donde se fabrican las primeras embarcaciones de Vela Latina, y que desde allí los marineros y comerciantes se encargaron de difundir su uso por todo el Mediterráneo.
En el mundo occidental la Vela Latina comenzó a tomar protagonismo cuando aparecieron las necesidades de un buen rendimiento de la navegación a vela. En la navegación antigua del Mediterráneo no se utilizaban velas por el simple hecho de que era más facil remar y no existía la necesidad de navegar a vela. Sin embargo, la navegación empezó a ajustarse con las posibilidades y las necesidades económicas de la época, era muy caro mantener una tripulación de esclavos que remasen. Es la vela, el medio de propulsión sustituto de los remos. Sin embargo la vela ya existía desde hacía siglos, al menos desde el III Milenio a. C. Es a partir del Siglo X cuando empiezan a ser comunes las representaciones de aparejos latinos en el Mediterráneo e incluso algunas fuentes documentan sus incursiones en el Océano Índico y el Océano Atlántico.
Pero es bastante anterior , la primera referencia que habla de Vela Latina en Canarias. Es posible que en el S. XIV ya existiera en Lanzarote un pequeño puesto comercial genovés y poco después empezaran las primeras incursiones en Canarias con pretensiones evangelizadoras. Esto es confirmado principalmente por las notas de la expedición de Jaume Ferrer en 1357. La mayoría de las representaciones de barcos arribando a Canarias en aquella época son de Vela Latina.
Durante el Siglo XVI se mantuvo la tradición, pero a mediados del Siglo XVII las velas latinas se veían cada vez más sustituidas por otros tipos de velas (foques, escandalosas, cangrejas, ajustadas con picos y botavaras...)
Esto significó el retiro de las Velas Latinas a finales de siglo, quedando excluidas a pequeñas embarcaciones que navegan los litorales, de servicios, pesca o pequeño cabotaje. La razón es que la Vela Latina era muy útil en estas embarcaciones porque no necesitan jarcia firme para navegar y resulta mucho más fácil arbolar y desarbolar la embarcación cuando la faena lo exige
La primera regata organizada fue probablemente en 1904 el 24 de julio con motivo de las fiestas patronales del barrio de San Cristóbal. La prensa anunciaba regata de botes de vela desde la puntilla hasta el Puerto de la Luz con regreso al Castillo de San Cristóbal.
Durante la guerra civil se interrumpieron las regatas salvo alguna esporádica. Finalmente fueron terminantemente prohibidas tras aparecer unos ahogados de forma sospechosa: "En días de Guerra pegamos Minerva y Porteño. Íbamos en popa cuando vimos a la gente "sublevada". Serecho a nosotros había un saco flotando... Era un "gran bulto" que tenía un perro blanco y negro atado a la boca del saco. Dentro había un hombre. No lo tocamos. Llamamos a la "falúa del turno" (encargada de transportar pasaje, desde barcos surtos en la bahía, a tierra firme). La falúa sacó al muerto. A partir de entonces ya no hubo más regatas
A Partir de 1962 el campeonato de Vela Latina aglutina una afición inesperada, este es el mismo año en el que la sociedad de la Vela pasa a llamarse Club de Vela Latina Canaria.
No se puede decir que la vela latina tenga su origen en ningún tipo de actividad aborigen ni deportiva ni pesquera ni de cualquier otro tipo. Esto no quiere decir que, como de costumbre se piensa, los aborígenes canarios vivieran de espaldas al mar. *Abreu Galindo, Fray Juan. «"...También se hacían en esta tierra barcos del árbol de Drago, que cavaban entero. Poníanle 'sajorra' y navegaban con remos, y velas de palma, alrededor de la costa de las islas".» [13]

El origen más remoto de la vela latina se sitúa en el uso del velamen o superficie de vela triangular. La procedencia de este tipo de embarcaciones fue el Mediterráneo, aunque este tipo de vela también se conoce en otros pueblos del Pacífico. La embarcación que podríamos situar como el punto de partida de la vela canaria es el falucho, y sobre todo el laúd, de menores dimensiones, en torno a los siglos XVIII y hasta el s. XIX.
En Canarias existen dos modalidades del mismo deporte: la que se practica en Gran Canaria, que se conoce como vela latina, y la que se practica en Lanzarote, que se denomina barquillos. Las diferencias entre ambas residen en el tamaño de los botes, que actualmente es de 6,55 m. de eslora (Gran Canaria) y de 8,55 m. y 5,50 m. (Lanzarote); también en el recorrido de las embarcaciones, ceñida (Gran Canaria), en un campo de regatas fijo definido desde la Central Térmica (marfea)-Boyón de la Campana del Puerto de la Luz y de Las Palmas, mientras que en Lanzarote se compite principalmente en un campo de regatas convencional.
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