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Lançarote Mallucellus


Hasta el siglo XIX, la historia de Lanzarote no fue más que una sucesión de expediciones africanas, árabes y europeas.

Las Islas Canarias fueron en la Antigüedad el límite del mundo conocido. Tartesios y fenicios debieron de ser los primeros en avistarlas; su existencia llegó más tarde al conocimiento de Historiadores y Geógrafos clásicos como Plutarco, Plinio el Viejo o Ptolomeo, quienes se referían a ellas como Las Islas Afortunadas.

En el siglo I a. de C., en la época de la brillante civilización bereber-romana, Juba II, Rey de Namibia, desembarcó en Lanzarote.

Sin embargo no fue hasta la revolución marítima de la Edad Media cuando varias expediciones, la primera por marinos genoveses, llegaron a las costas canarias en busca de riquezas, esclavos y también para difundir el cristianismo.

En el siglo X, la isla fue colonizada por los navegantes árabes, que construyeron una fortaleza en el centro de Lanzarote.


En el siglo XIV, época de descubrimientos, Europa siguió extendiéndose

El Atlántico de la Macaronesia es un mar de gran belleza situado en el portal de Europa, entre la lejanía y la esperanza, donde se encuentran paisajes de mar e islas luminosas que han asombrado a los marinos a lo largo de la historia.

Lanzarote, árida y ventosa, es tal vez la más volcánica de las Islas Canarias. Dicen que su nombre puede ser la herencia de Lancelotto Malocello, navegante genovés que al parecer aterrizó aquí hacia el año 1312 e hizo construir un castillo cerca del pueblo de Teguise.

… hubo una expedición portuguesa en 1341, tras numerosos desembarcos de buques que venían a aprisionar esclavos o a intercambiar mercancías, por ejemplo la orchilla, una planta de la que se obtiene un tinte rojo. Diversas expediciones de franceses (1334), ingleses y españoles se sucedieron a lo largo de los años.

Los navegantes mallorquines tuvieron especial protagonismo en estos primeros contactos, sus informaciones sirvieron de base para el Atlas Catalán de Abraham Cresques de 1375 donde aparecía por primera vez el nombre de Islas Canarias.

Los primeros en intentar conquistar las Islas fueron los aventureros normados Juan de Béthencourt y Gadifer de la Salle en el año 1402,

Allá se han aferrado a la vida muchos transeúntes a lo largo de los años, cultivando ingeniosamente lo poco que esta roca volcánica y sus arenas pueden producir. Gracias a la humedad del aire transportado por el Alísio del Atlántico se llega inlcuso a producir vino: "El vino del Fuego, de la tierra del Viento".

El paisaje oceánico increiblemente azul, contrasta con las tierras rojas y negras de los malapaises, en lugares como aquel donde se refugió el eremita Hilario durante más de cincuenta años. En sus cuatro extremos uno puede pasar horas admirando esta inmensidad, encaramado en cualquiera de sus cimas volcánicas o caminando sobre las arenas negras de alguna de sus playas, todo es luz y viento, todo mar...

La primera noticia documental que se conoce, en el que aparece referencia de esta isla de ensueño de Lanzarote, es en el mapa portulano de 1339, cartografiado por el judío mallorquín Angelino Dulcert, en el que la denomina Ínsula de Lançarote Mallucellus, bajo bandera genovesa.

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