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* Rocas de Picón,... refugio y vida


Un día habrá una isla
que no sea silencio amordazado.

Que me entierren en ella,
donde mi libertad dé sus rumores
a todos los que pisan sus orillas.

Pedro García Cabrera


Lanzarote es sin duda la isla más curiosa de las Islas Canarias: se muestra exuberante, bizarra, comparable con un paisaje de la luna.

En ella no se encuentr
an zonas verdes, apenas sí hay árboles, con mucha lava negra y rojiza, campos con cantidades incontables de piedras de lava cantiagudas.

En este paisaje existen pocos lugares que hayan hecho posible que el hombre se hiciera con un espacio vital en el que vivir y cultivar la naturaleza difícil y duramente.

Los avatares económicos del Archipiélago hicieron de Lanzarote una isla fuertemente agrícola. Durante largo tiempo el modelo económico imperante requirió que las islas de Lanzarote y Fuerteventura se vieran inmersas en una dinámica comercial que hoy los ecólogos y economistas no dudarían en calificar de insostenible, pero que se sostuvo con la sobreexplotación de los sectores más humildes de la población y evidentemente del medio.






Desde un punto de vista estrictamente técnico, ha sido el medio de Lanzarote, hostil por su aridez, por la constancia y la fuerza de los vientos, por la capacidad destructora de sus manifestaciones volcánicas más recientes, por la presencia de inmensos campos de arenas de origen marino…, el que ha definido las condiciones de partida tan duras que encontraron los agricultores y agricultoras de la isla para el establecimiento de la actividad agrícola.

Casi cualquier rincón susceptible de hacer prosperar un cultivo fue adecuado para tal cometido y hoy donde quiera que miremos no veremos más que las huellas de una intensa actividad agrícola pasada.
Los campesinos tienen que plantar sus cultivos y viñedos en los intransitables campos de lava y trabajarlos a mano.

La ventaja de la fina roca de lava (Picon) es la enorme capacidad de almacenamiento de la humedad nocturna, lo cual permite el cultivo de buenos vinos.

Por supuesto, es necesario proteger las cepas del fuerte viento con muros de piedra. Estos viñedos son dignos de admiración y son muy típicos de la isla.

Especialmente la calle del vino "La Geria" (entre Yaiza y Tinajo) es toda una maravilla, que se debería visitar virtualmente y, por supuesto, en Lanzarote mismo, live. Pero también crecen aquí otros productos (si bien en cantidades reducidas), como cebollas grandes, jugosos tomates madurados al sol, hermosos ajos, y otras clases de hortalizas, como las típicas y sabrosas patatas de Lanzarote, conocidas también bajo el nombre de papas.

Lanzarote, tal y como hoy se la conoce, debe su aspecto actual a las enormes erupciones volcánicas del siglo XVIII. Del 1730 hasta el 1736 los volcanes no cesaron de despedir lava. Las masas de lava cubrieron un tercio de la isla. Pueblos enteros desaparecieron, y la que una vez fuera tierra fructífera quedó tapada por una capa de ceniza de varios metros de altura.

En este tiempo surgieron las Montañas del Fuego en Lanzarote. Sobre una superficie de 50 kmts cuadrados se formaron en el lapso de 6 años más de 30 volcanes. En el año 1974, la región de las montañas de fuego fue declarada Parque Nacional, "Parque Nacional de Timanfaya".

Una visita a este parque es imprescindible para todo visitante de la isla. El visitante entra aquí en contacto con el poder y la fuerza de la naturaleza, del fuego del interior de la tierra. Parece como si las masas de lava se hubiesen petrificado ayer. Como si el tiempo se hubiese detenido en Lanzarote, y con él las fluyentes y frágiles masas de lava.


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