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* Haria, ... aljibe y ensueño




Es una antorcha al aire esta palmera...

Es una antorcha al aire esta palmera,
verde llama que busca al sol desnudo
para beberle sangre; en cada nudo
de su tronco cuajó una primavera.
Sin bretes ni eslabones, altanera
y erguida, pisa el yermo seco y rudo;
para la miel del cielo es un embudo
la copa de sus venas, sin madera.
No se retuerce ni se quiebra al suelo;
no hay sombra en su follaje; es luz cuajada
que en ofrenda de amor se alarga al cielo;
La sangre de un volcán que enamorada
del padre sol se revistió de anhelo
y se ofrece, columna, a su morada.

Miguel de Unamuno


Existe en el pueblo de Haria un valle denominado "el valle de las mil palmeras". Se deduce que fue mucho mas denso de lo que es actualmente, ya que existió un incendio provocado por Morato Arráez, durante su bárbara y sanguinaria

El malvado corsario Capitán Oscuro quemó su palmeral en el siglo XVI. Los habitantes volvieron a plantarlo. Hoy, los árboles invitan al relajo entre montañas protectoras y una cueva volcánica.

Palmera, promesa de felicidad", dijo un poeta, a sabiendas de que algo tienen estos árboles que inspiraron capiteles a los egipcios, templos a los mozárabes y fantasías caribeñas a los demás. Puestos a buscar la palmera feliz, ahí está Haría, en el lanzaroteño valle de las mil palmeras. Lo forman cientos de ejemplares de Phoenix canariensis, la palmera canaria.




Ésta puede llegar a los 20 metros de altura, tiene casi un metro de diámetro y de ella se extrae un almíbar llamado miel de palma o guararo. Las primeras crónicas cuentan que los palmerales se concentraban en las tierras más fértiles. Con la extensión de la agricultura y la manipulación del agua para el riego las cosas cambiaron: las palmeras se dispersaron por el terreno sin concentraciones como las de antaño.

Sin embargo, el palmeral de Haría, que se encuentra en un amplio valle arropado por montañas que le protegen del viento y favorecen la condensación de la humedad, perduró. Pero antes de subir a este valle y contemplar la maravilla que guarda, no está de más acercarse a la cueva de los Verdes, entre otras razones porque jugó un papel importante en la historia de toda la comarca, incluyendo el palmeral.

Una de las rutas más interesantes de la zona comienza precisamente en este maravilloso valle de las mil palmeras en Haria. Tras atravesar este pueblo de casitas blancas y palmeras canarias, muchas de ellas centenarias, nos encaminamos por el barranco de Tenesía hacia las Peñas del Chache.




Durante este ascenso nos deleitaremos con un paisaje de suaves barrancos, cultivos y veremos una zona repoblada con pinos y olivos salvajes.(el Bosquecillo) donde haremos un alto para el picnic.

Desde este punto tendremos una impresionante panorámica del Risco y la Playa de Famara y del Archipiélago Chinijo, pequeño archipiélago al norte de Lanzarote.

Después de la pausa nos encaminaremos al descenso a través del Barranco de la Paja para terminar en la espectacular Playa de Famara.

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